Busca dentro del blog:
sábado, 17 de abril de 2010
CENTURIA 4: CUARTETA 9-10-11-12
IX
El jefe del campo en medio de la lucha,
De un golpe de flecha será herido en el muslo,
Mientras que Ginebra en lágrimas y necesitada.
Será traicionada por Lausana y Suiza.
La cláusula principal se inicia en el primer verso, alargándose por medio de coma al segundo verso y terminando en el tercer verso. Esto representa una sola imagen. La segunda cláusula o segunda imagen se inicia y termina en el cuarto verso.
Ese “ Mientras” nos hace pensar en una suerte de paralelo. (puede ser reemplazada por entretanto, al mismo tiempo). Atención con ese detalle.
Primera deducción: Estamos en un conflicto bélico(“en medio de la lucha”), por tanto, “campo” se refiere a campo de batalla. Y por tanto “jefe” es algún comandante o general.
Segunda deducción: Si dice “ de flecha” es que no estamos en Europa. Ninguna guerra importante, propia de los siglos XVII en adelante utilizó arqueros. Por tanto hablamos de una zona de guerra alejada de Europa.
Ginebra es una ciudad Suiza. ¿Cómo puede una ciudad de Suiza ser traicionada por Suiza misma?.Eso lo descubriremos a continuación.
Lausana es una ciudad y comuna suiza capital del cantón de Vaud y del distrito de Lausana. Se encuentra situada a orillas del lago Lemán frente a la ciudad francesa de Évian-les-Bains. Lausana es la quinta ciudad más poblada de Suiza tras las ciudades de Zúrich, Ginebra, Basilea y Berna. En Romandía es la segunda ciudad después de Ginebra. La ciudad es conocida como la Capital Olímpica ya que es sede del Comité Olímpico Internacional, además del también deportivo Museo Olímpico.
El concepto “necesitar” puede sinonimizarse por pedir, requerir, solicitar. Y si lo hace “en lágrimas” es que la necesidad es muy apremiante.
Durante las guerras Napoleónicas, Ginebra fue ocupada y anexionada por Francia en 1798. La revolución francesa evocó una esperanza nueva a derechos iguales y participación política para todos en Suiza. Pero otra vez, todos los esfuerzos pacíficos no mostraron ningún resultado inmediato. Sólo después que una muchedumbre enojada había quemado algunos castillos en la región rural dominada por la ciudad de Basel, el ayuntamiento fue dispuesto a ceder a algunas demandas de su miembro más liberal Peter Ochs. El ayuntamiento de Berna se partió en dos fracciones también. La gente de cantón Vaud (Suiza occidental, en aquel momento dominado por Berna Y eso explica el por qué Nostradamus dice traicionada por Suiza(“traicionada por......Suiza”.) sintiéronse frustrados y exigieron de Francia una intervención militar. (“Será traicionada por Lausana”)Francia también le interesó la propuesta por ser Suiza un corredor natural a Italia y por los tesoros del estado de Berna. Los soldados franceses llegaron rápido antes que Berna pudiera organizar el apoyo de sus confederados.
En 1799 Suiza se convirtió en una zona de batalla virtual entre los ejércitos francés, ruso y el imperial Austriaco, los habitantes en su mayoría dieron su apoyo a estos dos últimos ejércitos y su rechazo a las llamamientos de enrolamiento en los ejércitos franceses en el nombre de la república helvética lo cual llevó a fuertes presiones sobre todo a la ciudad de Ginebra de domino francés dado que fue anexionada.(“Mientras que Ginebra en lágrimas y necesitada.”)
Y justamente ese mismo año Napoleón Bonaparte de lleno se concentraba en la Campaña de Egipto,(Iniciaba en 1798) encontrándose con los históricos Mamelucos que, a pesar de ser superiores en número en Egipto, estaban equipados con una tecnología primitiva, tan sólo tenían espadas y arcos y flechas.(“flecha”). Dentro de la Campaña de Egipto existió
Un jefe militar francés llamado Jean Lannes, quien fuera uno de los más brillantes militares de Napoleón Bonaparte, de quien fue además amigo personal, hasta el punto de llamarle amistosamente "thu".
Designado para formar parte del ejército de Oriente el 14 de marzo de 1798, estuvo en el ataque de Malta, luego mandó una brigada de la división Kléber y participó en la toma de Alejandría. Puesto al mando de la división Menou, jugó un papel notable en la represión de la insurrección de El Cairo.
Durante la campaña de Siria, estuvo en El Arish, se distinguió en el sitio de Jaffa el 7 de marzo de 1799 y fue herido gravemente en el cuello durante un asalto contra San Juan de Acre el 8 de mayo. Lannes nunca se recuperó completamente de esta herida. Desde entonces, tuvo cierta dificultad para hablar y le quedó la cabeza inclinada hacia un lado. El 10 de mayo fue nombrado provisionalmente por Bonaparte general de división.(“jefe de campo”) Combatió en la segunda batalla de Abukir, (24 de Junio al 2 de Agosto de 1799)(“en medio de la lucha”), donde sólo Murat rivalizó con él por la gloria, y fue herido de nuevo, esta vez en la pierna, en el ataque de la ciudadela de Abukir. Curiosamente herido por una flecha en su muslo. (“De un golpe de flecha será herido en el muslo,”)
El 22 de agosto partió hacia Francia como parte del séquito de Bonaparte que regresaba de la campaña de Egipto.
Y curioso casi sorprendente que Mientras Lannes hablaba con el general Pouzet, el mismo que le había introducido en la vida militar en 1792, una bala alcanzó en la cabeza a este último, matándolo en el acto. Lannes, afectado por la pérdida, se sentó al borde de una trinchera con las piernas cruzadas, cuando otra bala le alcanzó de lleno en ellas.
Llevado a Kaiser-Ebersdorf, el doctor Larrey le amputó la pierna izquierda y, al principio, pareció experimentar una notoria mejora. Sin embargo, se le declaró una fiebre perniciosa y se le desarrolló la gangrena. Napoleón acudió a visitarle cada día y la despedida entre los dos fue emotiva. Ya sin esperanzas, el mariscal entró en fase de delirio y murió el 31 de mayo de 1809. Notable Nostradamus, notable. La cuarteta ha sido aclarada.
X
El joven Príncipe acusado falsamente.
Pondrá en un brete el campamento y en querellas:
Asesinado el jefe por defenderlo,
Cetro pacificador: después curar roces.
Nostradamus es certero. Si dice “ joven príncipe" y no identifica de dónde es que se refiere a un “príncipe” que no es de una región conocida por Nostradamus. El concepto Príncipe no necesariamente guarda relación con realeza sabiendo que es lo único que Nostradamus conoce, entonces lo más evidente sea que se refiera al hijo de un militar de graduación relativa a su juventud( “joven”). Eso lo veremos más adelante.
El concepto “Brete” se puede sinonimizar por problema, dificultad, embrollo, etc. Del mismo modo el concepto “campamento” puede ser sinonimizado por cuartel, fortín, El concepto “querellas” se puede sinonimizar por disputas, altercados, altercados. En pocas palabras y siendo muy literal con el profeta los dos primeros versos nos dicen que a un joven príncipe se le acusará de manera falsa y que esta acusación pondrá en un problema al cuartel y en recriminaciones. Quizás estamos frente a la inquietud del ejército por dicha acusación.
Tenemos a la vista los dos puntos. No lo olvidemos. Posteriormente hay un jefe que lo defiende de esa acusación y por dicha defensa es asesinado.. Luego interviene el gobierno o el rey que gobierna. No olvidemos tampoco que si Nostradamus no refiere geográficamente el lugar de ese príncipe, entonces, tampoco sabe que tipo de gobierno se halla detrás de esta cuarteta. Ello explica que utilice el concepto “cetro”.
Una deducción: Si Nostradamus habla de “Campamento” es que se refiere indirectamente al ejército.
Otra deducción: Si Nostradamus refiere “ cuartel” es que se refiere a una estructura militar. El concepto “jefe” es una referencia a una suerte de grupo. No necesariamente el " jefe del príncipe".
Última deducción: Si Nostradamus dice “ joven Príncipe” Primero es una referencia a un militar. Apoyado por la idea de “ campamento” Y segundo a su grado militar. De mando medio.
A finales de 1894, el Capitán del Ejército Francés Alfred Dreyfus, un ingeniero politécnico de origen judío-alsaciano, fue acusado de haber entregado a los alemanes documentos secretos. Enjuiciado por un tribunal militar, fue condenado a prisión perpetua y desterrado en la Colonia penal de la Isla del Diablo situada a 11 km de la costa de la Guayana francesa (Sudamérica), por el delito de alta traición. (“El joven Príncipe acusado falsamente.”)
La revelación del escándalo en Yo acuso (J'accuse), un artículo de Émile Zola en 1898, provocó una sucesión de crisis políticas y sociales inéditas en Francia que en el momento de su apogeo en 1899, revelaron las fracturas profundas que subyacían en la Tercera República Francesa. En ese momento tanto la opinión pública como la clase política francesas adoptaron una posición abiertamente en contra de Dreyfus. Convencida de la arbitrariedad de la condena, la familia del capitán, con su hermano Mathieu al frente, intentó probar su inocencia y para ello recurrieron a los servicios del periodista Bernard Lazare.
Simultáneamente, el coronel Georges Picquart, jefe del servicio de contraespionaje comprobó, en marzo de 1896, que el verdadero traidor había sido el comandante Ferdinand Walsin Esterhazy. El Estado Mayor se negó sin embargo a reconsiderar su decisión y sacó a Picquart de Francia destinándolo al norte de África. Con el fin de llamar la atención por la fragilidad de las pruebas contra Dreyfus, su familia logró entrevistarse en julio de 1897 con el presidente del Senado Auguste Scheurer-Kestner. Tres meses después Scheurer-Kestner declaró que estaba convencido de que Dreyfus era inocente, y persuadió también de ello a Georges Clemenceau, por entonces un ex diputado y simple periodista.
El mismo mes, Mathieu Dreyfus denunció a Esterházy ante el Ministerio de Guerra, por el acto de traición que acarreó la condena de su hermano. En enero de 1898, mientras que el círculo de los partidarios de Dreyfus se ampliaba, sucedieron casi simultáneamente dos eventos de dimensión nacional: Esterházy, el verdadero traidor, fue absuelto, y recibido con aclamaciones y aplausos por los sectores conservadores, monárquicos y nacionalistas. El escritor Émile Zola publicó J'Accuse, un alegato en favor de Dreyfus que llevó al cambio de opinión de muchos intelectuales. Se había iniciado un proceso de escisión en dos de Francia que se prolongaría hasta fines del siglo XIX.
Disturbios antisemitas estallaron en más de veinte ciudades. Hubo varios muertos en Argel. La República se conmovió, algunos hasta la vieron en peligro, generando el convencimiento de que había que acabar con el Caso Dreyfus si se quería calmar la situación. A pesar de las intrigas del ejército para evitar la revisión("en un brete el campamento"), en 1898 el Tribunal Supremo reabrió el caso y al año siguiente anuló la sentencia que condenó a Dreyfus, ordenando realizar un nuevo Consejo de Guerra que se efectuó en Rennes ese mismo año. Contra todo pronóstico, Dreyfus fue condenado otra vez, ahora a diez años de trabajos forzados, aunque en este fallo el tribunal mencionó que existían «circunstancias atenuantes».
Diez días después, agotado y con su salud quebrantada por cuatro largos años de prisión en condiciones inhumanas, Dreyfus aceptó el indulto que le concedió el presidente Émile Loubet. En 1906 su inocencia fue reconocida oficialmente por la Corte de Casación a través de una sentencia que anuló el juicio de 1899, sin reenvío para realizar un nuevo juicio, y decidió la rehabilitación del Capitán Dreyfus, decisión inédita y única en la historia del derecho francés. Rehabilitado, el Capitán Dreyfus fue reintegrado al ejército con el rango de Comandante, participando luego en la Primera Guerra mundial. Falleció en 1935.
Veamos más pormenores de este caso histórico:
Las consecuencias del Caso Dreyfus fueron de gran importancia, impactando en todos los aspectos de la vida pública francesa: política (desde el éxito de la Tercera República, en la que el caso adquirió el estatus de mito, hasta la renovación del nacionalismo), militar, religiosa (limitó la reforma del catolicismo francés y la integración republicana de los católicos), social (en su transcurso se creó la Liga Francesa para la defensa de los Derechos del Hombre y el Ciudadano), jurídica, los medios de comunicación, diplomática y cultural (el término "intelectual" fue acuñado precisamente durante el caso).
El Affaire Dreyfus también tuvo un considerable impacto internacional, como el haber definido las ideas del padre del sionismo, Theodor Herzl y haberlo impulsado a fundar la Organización Sionista Mundial en 1897, así como las manifestaciones antisemitas en el seno de las comunidades judías de Europa Central y Occidental. El Caso Dreyfus se colocaría en el marco de la anexión de Alsacia y Moselle, razón que alimentaría aún más al nacionalismo extremo. La traumatizante derrota de 1870 parecía lejana, pero el espíritu revanchista siempre estaba presente. Los numerosos actores del Caso Dreyfus eran, por otra parte, alsacianos.
Los militares exigían medios considerables para preparar el próximo conflicto, y fue en este espíritu que la alianza Franco-Rusa, «contra natura», del 27 de agosto de 1892 se firmó, teniendo como base un convenio militar. El ejército fue relevado de la derrota, pero estaba constituido, en parte, por antiguos oficiales socialmente aristócrata y políticamente monárquico. El culto de la bandera y el desprecio de la República parlamentaria son dos principios esenciales para el ejército de la época. La República celebraba a su ejército con regularidad, el ejército ignoraba la República. (“Pondrá en un brete el campamento y en querellas:”)
Vayamos por más detalles:
El personal del Servicio de Inteligencia Militar (SR) afirmó permanentemente que, en septiembre de 1894, la «vía ordinaria», había aportado al contraespionaje francés una lista, apodada más tarde «le bordereau». Esta carta-misiva, parcialmente desgarrada en seis grandes piezas, escrita sobre papel cebolla, sin firma y sin fecha, fue enviada por correo al agregado militar de la Embajada de Alemania, Max von Schwarzkoppen.
Establecía que documentos militares confidenciales, pero de relativa importancia, estaban a punto de ser transmitidos a una potencia extranjera. Eso parecía bastante importante para que el jefe del «Departamento de estadísticas»,[Jean Sandherr, informara sobre el asunto al Ministro de Guerra, General Auguste Mercier. El SR sospechaba en efecto de filtraciones desde principios del año 1894, y buscaba a su autor.
El ministro, violentamente atacado por la prensa por considerarlo incompetente, parecería querer sacar partido de este asunto para realzar su imagen. Inmediatamente realizó dos investigaciones secretas, una administrativa y otra judicial. Para encontrar al culpable, el razonamiento era simple, si no grosero: el círculo de la investigación se limitaría arbitrariamente a un sospechoso en servicio o un antiguo colaborador del Estado Mayor, necesariamente artillero, y oficial en prácticas. El culpable ideal fue identificado: el Capitán Alfred Dreyfus, politécnico y artillero, de religión judía y de origen alsaciano, proveniente de la meritocracia republicana.En el comienzo del caso, el énfasis se volcaba más a los orígenes alsacianos de Dreyfus que a su pertenencia religiosa. Esto no era excepcional, ya que se privilegiaba a los oficiales del este de Francia por sus dobles conocimientos: la lengua y la cultura alemana. Pero el antisemitismo, que no escatimaba en las oficinas de Estado Mayor, se convertiría rápidamente en el centro del caso de la instrucción, llenando los vacíos de una investigación preliminar increíblemente sumaria. Más aún, cuando Dreyfus era en ese momento el único oficial judío que fuera aprobado recientemente por el Estado Mayor General.
El General Mercier teniendo ya un culpable, dio exagerado valor al asunto, que tomó status de «asunto de Estado»' durante la semana que precedió a la detención de Dreyfus. De hecho, el ministro consultó e informó a todas las autoridades del estado.A pesar de los consejos de prudencia y las objeciones valientemente expresadas por Gabriel Hanotaux en el momento de una pequeña reunión de gabinete, decidió continuar. Du Paty de Clam fue nombrado oficial de policía judicial responsable de la investigación oficial.
Durante ese tiempo, varias investigaciones fueron abiertas paralelamente, unas sobre la personalidad de Dreyfus, otras consistían en asegurarse la veracidad de la identidad del bordereau. El experto Gobert no estaba convencido, ya que encontró numerosas diferencias y también describió que «la naturaleza de la escritura del bordereau excluye el disfraz gráfico». Decepcionado por el resultado del peritaje, Mercier entonces acudió a Alphonse Bertillon, el inventor de la antropometría judicial, pero de ninguna manera experto en escritura. Al principio no fue más afirmativo que Gobert, no excluyendo una copia de la escritura de Dreyfus Pero más tarde, y bajo presión de los militares, afirmó que Dreyfus se autocopió y desarrolló su teoría de la autoforgerie o disfraz de la propia escritura
El 13 de octubre de 1894, sin ninguna prueba tangible y con un expediente vacío, el general Mercier convocó al capitán Dreyfus para una inspección general, en postura burguesa, es decir, vestido de civil. El objetivo del Estado Mayor era conseguir la prueba perfecta en el derecho francés: la confesión. Esta confesión sería obtenida por efecto sorpresa, haciéndole escribir un escrito inspirado en la lista en cuestión en el marco de un dictado. El 15 de octubre por la mañana, el capitán Dreyfus sufrió esta prueba, pero no se le reconoció nada. Du Paty hasta intentó sugerirle el suicidio colocando un revólver delante de Dreyfus, pero el acusado se negó a atentar contra sí mismo, afirmando que «quiere vivir con el fin de establecer su inocencia». La esperanza de los militares fue decepcionada.
Du Paty de Clam, sin embargo, hizo detener al capitán y lo inculpó de practicar espionaje para el enemigo con el fin de que sea llevado ante un Consejo de Guerra. Dreyfus fue encarcelado en la Prisión de Cherche-midi, en París Con toda ilegalidad, Dreyfus fue aislado en la prisión, donde du Paty lo interrogó día y noche con el fin de conseguir su confesión, lo que suspendió al no conseguirla. El capitán era sostenido moralmente por el primer partidario de Dreyfus: el Comandante Forzinetti, al mando de las prisiones militares de París El 29 de octubre, el asunto fue revelado por el periódico antisemita de Édouard Drumont, La Libre Parole, en el artículo que marcaría el principio de una campaña de prensa, con información muy violenta hasta el juicio. Este acontecimiento colocó el Caso en el terreno del antisemitismo, que no deja más hasta su conclusión definitiva.
El 1 de noviembre, Mathieu Dreyfus, hermano de Alfred, fue comunicado del caso en París, donde vivía, y puesto al tanto de la detención. Desde entonces se convirtió en el arquitecto de la difícil lucha para la liberación de su hermano. Sin esperar, se puso en busca de un abogado, y contrató al eminente penalista Edgar Demange El 3 de noviembre, contra su voluntad, el General Saussier dio la orden de informar. Contaba con todos los poderes para detener la maquinaria, pero no lo hizo, posiblemente por confianza exagerada en el sistema de la justicia militar.
El Comandante Besson de Ormescheville, a favor del Consejo de Guerra, redactó un informe en el cual los "elementos morales" de la acusación (que van de chismes que conciernen a las costumbres de Dreyfus a su conocimiento del alemán y su «notable memoria») y son desarrollados mucho más en extenso que las propias «pruebas materiales», cuya misma rareza servía para agregar: «es una prueba de culpabilidad, porque Dreyfus eliminó todo». La falta completa de neutralidad del acta de acusación condujo a Émile Zola a calificarlo de «monumento a la parcialidad». El 4 de diciembre, con el expediente vacío, Dreyfus nuevamente fue enviado frente al primer Consejo de Guerra.
El secreto fue levantado y Demange pudo, por primera vez, acceder al expediente. Después de su lectura, la confianza del abogado era absoluta, que pudo constatar la nada del expediente de instrucción. La acusación se basaba sólo en la escritura de una pieza única, la lista, respecto de la cual los expertos se contradecían, y olas de vagos testimonios y pruebas indirectas Durante los dos meses que precedieron al juicio, la prensa se alborotó.
Ese largo período fue, principalmente, una forma para que el Estado Mayor pueda preparar a la opinión pública y ejercer presión indirectamente sobre los jueces. Así, el 8 de noviembre, el General Auguste Mercier llegó hasta a declarar a Dreyfus como culpable, en una entrevista a Le Fígaro. La replica del 29 de noviembre en un artículo de Arthur Meyer en Le Gaulois, condenó la acusación hecha contra Dreyfus y preguntó: «¿Qué libertad tiene el Consejo de Guerra poder juzgar a este reo?». El proceso se abrió el 19 de diciembre a las trece horas, a puertas cerradas, siendo inmediatamente iniciado.
Este proceso a puertas cerradas no fue jurídicamente legal, puesto que el Comandante Picquart y el Prefecto Louis Lépine estuvieron presentes en algunas audiencias, violando así las leyes vigentes, medida que solicitó a los militares no divulgar nada del expediente a la opinión pública y de no obstruir durante los debates. De acuerdo con las previsiones, el vacío del expediente aparecía claramente durante las audiencias. Los debates de fondo sobre la carta pusieron de manifiesto que el Capitán Dreyfus no podría haber sido el autor. Por otra parte, el propio acusado afirmaba ser inocente, y se defendía punto por punto con energía y lógica. Por lo demás, sus declaraciones fueron apoyadas por una decena de testigos de la defensa. Por fin, la ausencia del móvil para el crimen era una seria espina en el expediente de la acusación. Dreyfus era un oficial muy patriótico y muy bien observado por sus superiores, y sobre todo muy rico, no tenía pues ninguna razón tangible de cometer traición.
La justificación por el solo judaísmo de Dreyfus, elegido por la prensa de derecha, no podría serlo también para un tribunal. Sin embargo, el resultado del juicio era incierto. La convicción de los jueces fue sacudida por la actitud firme y las respuestas lógicas del acusado.Los jueces se reunieron para deliberar. Pero el Estado Mayor tenía un «as bajo la manga» para hacer inclinar la balanza definitivamente contra Dreyfus Testimonios militares del juicio alertaron sobre los riesgos de una absolución. En este caso, el Departamento de Estadísticas había preparado un expediente, conteniendo cuatro pruebas "absolutas" de la culpabilidad del Capitán Dreyfus, acompañadas de una nota explicativa.
Ésta se volvió a presentar al comienzo de las deliberaciones, en un acto ilegal, al presidente del Consejo de Guerra el Coronel Émilien Maurel, bajo orden del Ministro de Guerra, el general Mercier. Más tarde, en el juicio de Rennes de 1899, el general Mercier explicaría que la propia naturaleza de las pruebas presentadas prohibían su divulgación en el recinto del tribunal. Esta carpeta contenía además cartas sin gran interés, algunas de las cuales fueron amañadas, un documento que sigue siendo famoso bajo el nombre de «Canalla de D…». El 22 de diciembre, después de varias horas de deliberación, el veredicto salió a la luz. Por unanimidad, los siete jueces condenaron a Alfred Dreyfus por traición a la patria «a la destitución de su grado, a la degradación militar, y a la deportación perpetua en un recinto fortificado», es decir, en la prisión de Guyana. Dreyfus no fue condenado a muerte ya que la constitución de 1848 había suprimido la pena capital por crimen político.
Para las autoridades, la prensa y el público, si existían algunas dudas de antes del juicio, se disiparon. La culpabilidad era cierta; tanto la derecha como la izquierda, se lamentaban por la abolición de la pena de muerte para el crimen de traición. El antisemitismo alcanzó su pico en la prensa y se manifiestó en poblaciones hasta ese momento nunca afectadas. Incluso Jean Jaurès lamentó la suavidad de la sentencia de la corte, y escribió: «un soldado ha sido condenado a muerte y ejecutado por haber lanzado un botón a la cara de su cabo. ¿Entonces por qué dejar a este miserable traidor con vida?»
El 5 de enero de 1895, la ceremonia de degradación se llevó a cabo en un tribunal de la Escuela Militar en París. Los testigos describieron la dignidad de Dreyfus, que siguió proclamando su inocencia. Aquí viene a ejercitarse conjuntamente lo que se llama «la leyenda de la confesión». Antes de la degradación, en el furgón que lo traía a la Escuela Militar, Dreyfus fue autorizado a escribir sobre un papel numerado y rubricado. Sufrió la censura de la autoridad, así cuando enviaba correspondencia como cuando recibía el correo de su esposa Lucie, en el que se animan mutuamente. El 6 de septiembre de 1896, las condiciones de vida de Alfred Dreyfus empeorarían aún más: lo colocaron al «doble cierre», un tormento forzado a permanecer sobre su cama, inmóvil con los tobillos y las muñecas amarradas.
Esta medida fue tomada por consecuencia de la falsa información de sus deseos de fuga, publicada por un periódico inglés. Durante dos largos meses, hundió a Dreyfus en una profunda desesperación. En ese momento, se convenció de que su vida acabaría en esa isla remota Mathieu Dreyfus, el hermano mayor de Alfred Dreyfus, estaba convencido de la inocencia del condenado. Fue el primer gran artífice de la rehabilitación de su hermano, y dedicaría todo su tiempo, toda su energía y toda su fortuna para reunir en torno a sí un movimiento cada vez más poderoso para la revisión del caso de diciembre de 1894, a pesar de las dificultades de la tarea:«Después de la degradación, el vacío se hizo en torno nuestro.
Sentíamos que ya no éramos seres humanos como los demás, aislados del mundo de los vivos.» Mathieu intentó todas las vías, incluida las más sorprendentes. Así pues, gracias al doctor Gibert, amigo del Presidente Félix Faure, se entrevistó en Le Havre con una mujer que, bajo hipnosis, le habló por primera vez de un expediente secreto. El hecho fue confirmado por el Presidente de la República al Dr. Gibert en conversación privada. Poco a poco, a pesar de las amenazas de detención por complicidad, los esquemas y las trampas tendidas por los militares, consiguió convencer a diversos moderados. Así pues, el periodista de izquierda Bernard Lazare examinó las zonas grises de las actuaciones. En 1896, Lazare publicó en Bruselas el primer folleto dreyfusard. Esta publicación tuvo poca influencia en el mundo político e intelectual, pero contenía tantos detalles que el Estado Mayor llegó a sospechar que el nuevo jefe del Departamento de Estadísticas, Picquart, podría haber sido el responsable. La campaña en favor de la revisión, fue retransmitida gradualmente en la prensa de izquierda antimilitarista, lo que desencadenó a cambio una ola de antisemitismo en la opinión pública muy violenta. Francia seguía siendo entonces mayoritariamente antidreyfusarde.
El comandante Henry, del Departamento de Estadísticas, era por su parte consciente de la fragilidad del expediente para presentar cargos. A petición de sus superiores, el general de Boisdeffre, jefe de Estado Mayor, y el general Gonse, se encargaron de hacer "engrosar" el expediente con el fin de evitar toda tentativa de revisión. Incapaces de encontrar la menor prueba (de culpabilidad, decidieron fabricarlas a posteriori La prensa nacionalista lanzó una violenta campaña contra el núcleo de los dreyfusards. En contraataque, el Estado Mayor descubriría y revelaría las informaciones, ignoradas hasta ese momento, del «archivo secreto». Las dudas comenzaron a instalarse entre las figuras de los medios culturales y políticos.
Picquart intentó convencer a sus superiores para reaccionar en apoyo de Dreyfus, pero el Estado Mayor parecía sordo. Una encuesta fue procesada en su contra. Picquart fue relevado y alejado a Oriente, luego fue trasladado a Túnez «en el interés del servicio». Era una farsa bastante burda. Los generales Gonse y Boisdeffre, sin cuestionar, llevaron sin embargo la carta a su Ministro el general Billot. Las dudas del Estado Mayor relativo a la inocencia de Dreyfus se diluyeron. Sobre la base de este descubrimiento, el Estado Mayor decidió proteger a Esterházy y perseguir al coronel Picquart, «que no comprendió nada». Picquart, que no sabía nada acerca del «falso Henry», rápidamente se sintió aislado de sus colegas militares. Literalmente acusado de malversaciones por el comandante Henry, protestó por escrito y regresó a París. Picquart confiaba en su amigo, el abogado Louis Leblois, a quien le hace prometer confidencialidad. Este último habló con el Vicepresidente del Senado, el alsaciano Auguste Scheurer-Kestner, que a su vez fue afectado por la duda.
Sin mencionar a Picquart, el senador puso de manifiesto el caso ante las más altas esferas del país. Pero para el Estado Mayor, a pesar de todo, Picquart era sospechoso de estar detrás de la filtración. Éste fue el comienzo de la causa Picquart, una nueva conspiración de los militares contra el oficial. El comandante Henry, entonces suplente de Picquart, continuó su cometido, realizó por su propia cuenta una operación de intoxicación en la información a fin de comprometer a su superior. Se dedicó a diversos actos ilícitos creación de una carta designándolo como un instrumento del «sindicato judío» que quería hacer evadir a Dreyfus, fingir la «pequeña azul» para hacer creer que Picquart había suprimido el nombre del verdadero destinatario, la redacción de una carta nombrando a Dreyfus en el escrito. Paralelamente a las investigaciones del coronel Picquart, los defensores de Dreyfus fueron informados de la identicidad de la escritura de la "infidencia" con la de Esterházy, en noviembre de 1897. Mathieu Dreyfus, mostró una reproducción de la nota, publicándola en Le Figaro.
Un banquero, Castro, identificó este escrito como del comandante Esterházy, su deudor, y previno a Mathieu. El 11 de noviembre de 1897, las dos vías de investigación organizaron una reunión entre Scheurer-Kestner y Mathieu Dreyfus. Este último, recibió la confirmación del hecho de que Esterházy fue el autor de la "infidencia". El 15 de noviembre, sobre estas bases, Mathieu Dreyfus presentó una denuncia en el Ministerio de Guerra contra Esterházy. La polémica se hizo pública y el Estado Mayor no tuvo más remedio que abrir una nueva investigación. A fines de 1897, Picquart, regresó a París, para dar a conocer públicamente sus dudas sobre la culpabilidad de Dreyfus, a causa de sus descubrimientos. La intención de eliminar a Picquart pareció haber fracasado.
El desafío era muy fuerte y se fue a la confrontación. Para desacreditar a Picquart, sin ningún efecto, Esterházy envió cartas de protesta al Presidente de la República Si el Asunto Dreyfus ocupó cada vez más los debates, el mundo político no lo reconoció así siempre, y Jules Méline declaró en la apertura de sesión de la Asamblea Nacional, el 7 de diciembre: «No hay Caso Dreyfus. No lo hay actualmente y no puede haber Caso Dreyfus». El general de Pellieux fue el responsable de llevar a cabo una investigación. Esto no bastó, el investigador estaba hábilmente manipulado por el Estado Mayor.
El verdadero culpable, dijo, «es el teniente coronel Picquart». La investigación se transportó hacia otro ámbito, cuando la ex maestra de Esterházy, la Sra. de Boulancy, publicó en Le Figaro cartas en las cuales expresaba violentamente, una década antes, todo su odio a Francia y su menosprecio al ejército francés. La prensa militarista inmediatamente acudió a la ayuda del traidor a través de una campaña antisemita sin precedentes. La prensa dreyfusarde replicó fuertemente con nuevas pruebas en su poder. Georges Clemenceau, en el periódico L’Aurore, se preguntaba: « ¿Quién protege al comandante Esterházy? La ley se detiene, impotente delante de este prusiano disfrazado de oficial francés. ¿Por qué? ¿Quiénes pues tiemblan delante de Esterházy? ¿Qué poder oculto, qué razones inconfesables se oponen a la acción de la justicia? ¿Quién le barre el camino? ¿Por qué se protege a Esterházy, personaje deplorable de moral más que dudosa, mientras que todos lo acusan? ¿Por qué se desacredita a un honesto soldado como el teniente coronel Picquart, abrumado, deshonorado? ¡Es necesario que lo digamos!» Fortalecido por su victoria, el Estado Mayor arrestó al teniente coronel Picquart bajo la acusación de violación del secreto profesional, a raíz de la revelación de su investigación a su abogado que le habría revelado al senador Scheurer-Kestner.
El coronel, a pesar de que se encontraba bajo arresto en Mont-Valérien, no abdicó y se comprometió cada vez más en el caso. A Mathieu, que le agradeció, replica secamente que «sólo cumplí con mi deber». El comandante Esterházy, rápidamente fue asistido, y ante los riesgos que pesaban sobre él, se exilió en Inglaterra donde terminaría sus días confortablemente en los años 1920. Esterházy se benefició, en el momento del «Caso», de un trato preferencial por parte de sus superiores del ejército que no se pudo nunca explicar, sino por el deseo del Estado Mayor de querer obstruir todo intento de impugnar la sentencia del Consejo de Guerra que había condenado al Capitán Dreyfus en 1894.
El 29 de septiembre de 1902, Zola, el iniciador del Caso, el primero de los intelectuales partidarios de Dreyfus, muere asfixiado por el humo de su chimenea. Su esposa, Alejandrina, se salva por poco. Hay conmoción en el clan de los dreyfusards (“Asesinado el jefe por defenderlo,”). Sin lugar a dudas extraño morir asfixiado en su propia casa y por el humo de su propia chimenea. Y ser el primero es sin duda es ser el jefe. Emile Zola fue entonces asesinado. Prefiriendo evitar un tercer proceso, el gobierno decidió indultar a Dreyfus. El decreto fue firmado por el presidente Loubet el 19 de septiembre de 1899, después de múltiples vacilaciones. Dreyfus no fue declarado inocente por eso. El proceso de rehabilitación sería terminado sólo seis años después, sin brillo ni pasión. Numerosas obras aparecieron durante ese período. Además de las memorias de Alfred Dreyfus, Reinach deja ver su Historia del Caso Dreyfus, y Jaurès publica Las Pruebas. En cuanto a Zola, escribe el tercero de sus Evangelios: Verdad. Incluso Esterházy saca provecho de la situación al relatar sus confidencias y vende varias versiones con diferentes textos de su testimonio al cónsul de Francia (“Cetro pacificador: después curar roces.”).
Obviamente esos dos puntos está de sobre explicarlos.
Nostradamus me sigue causando admiración.Curioso que el mismo Pícquart falleció también víctima de un accidente de caballos años después. La cuarteta ha sido resuelta.
XI
El que se habrá cubierto de la gran capa.
Será inducido a algún caso perpetrar:
Los doce rojos vendrán a buscar bajo el manto
Bajo asesinato, asesinato se perpetrará
Convengamos en algo. Nostradamus en esta Cuarta Centuria aumenta la dosis de maestría en su imaginería. Tengamos cuidado, el profeta es hábil, pero generoso.
¿Doce rojos? Obvio, que es un simbolismo. Podría representar cualquier cosa, pero Nostradamus no representa cualquier cosa. Sabe que, en primer lugar que habla de personas, que dicho color representa una suerte de uniformidad colegiada. Por tanto, la única entidad colegiada históricamente representada por color rojo en sus vestimentas, son los Cardenales electores.(“doce rojos”)
Tenemos los dos puntos indicativo de la relación estrecha entre los versos primero y segundo con respecto al tercero y cuarto. Dos hechos: El segundo hecho, versos tercero y cuarto, origina el primero, verso primero y segundo, o deriva de él. Si “los doce rojos” son los cardenales electores, entonces la “ la gran capa” so es sino La capa magna( curiosamente el concepto “Magna” puede sinonimizarse por grande) es una prenda eclesiástica en forma de aparatosa capa con una cola de varios metros de largo y capucha.
La parte anterior viene recogida sobre el brazo y se deja caer al sentarse. Es generalmente utilizada por los prelados en las ceremonias litúrgicas más solemnes, para dirigirse a pontificar o asistir al trono así como al Coro Papal. La capucha se pone sobre la cabeza en lugar de la birreta durante los oficios de Semana Santa y sobre el galero papal cuando éste es utilizado (por ejemplo, en las procesiones y por los cardenales durante la creación del consistorio público).
La capa magna está fabricada en lana morada para los obispos y en seda púrpura (morada en tiempo de penitencia y en los consistorios - salvo los de días más solemnes) para los cardenales. Los obispos y cardenales de órdenes regulares llevan una capa de lana el color del hábito de su orden. Excepcionalmente, el uso de la capa magna se concede también a los abades mitrados. Algunos prelados y colegios canónicos usan la capa pero generalmente con la cola replegada y enrollada. Los obispos pueden llevarla en la propia diócesis, los arzobispos en su provincia, los nuncios apostólicos en el lugar de su legación y los cardenales en cualquier sitio.
Todos, sin embargo, deben llevarla durante el Coro Papal, si o hasta que el Papa lleve los hábitos de la Misa si celebra personalmente. La capa magna puede estar cubierta en la espalda por un omeral e piel de armiño en los periodos invernales, sustituida por uno de seda roja durante el verano (por lo regular, la piel y la seda deben corresponder al color de la orden). El 30 de noviembre de 1952 el motu proprio Valde solliciti de Pío XII, acortó a la mitad la largura de las capas de los cardenales y el decreto de Santa Congregación de los Ritos del 4 de diciembre siguiente acortó a la mitad también la de los obispos.
La capa magna hace obligatorio el uso de un clérigo (llamado caudatario) encargado de sostenerla (en presencia de un cardenal, sin embargo, los obispos enrollan la capa en el brazo). El Papa utiliza capa magna de seda roja (antiguamente, de lana para periodos de penitencia) que se pone solamente para asistir al matutino de Navidad y a los matutinos de Tinieblas durante la Semana Santa. El Papa utiliza también la falda, una especie de enagua de seda blanca que cae a los lados. Existía también una más amplia y larga usada bajo los hábitos y una más pequeña para llevarla bajo el roquete y la mozzeta durante el consistorio. Actualmente, su uso es optativo.
Pero, continuemos, entonces, el número “doce” también es una clara referencia e indiscutible a los doce apóstoles. Por tanto es una cuarteta referida a la iglesia católica. El verso primero dice: “El que se habrá cubierto de la gran capa” . Sabemos que son muchos los que pueden utilizar dicha prenda, pero, sabemos por otra parte que Nostradamus es muy preciso, por tanto, podría hablar de un Papa. sin lugar a dudas
Veamos algunas cosas primeramente: El concepto “inducido” puede ser sinonimizado por promovido, estimulado, provocado, fustigado, incitado. El concepto “cubierto” puede ser sinonimizado por envuelto, ceñido, investido El concepto “caso” puede ser sinonimizado por tema, asunto, materia. El concepto “perpetrar:” puede ser sinonimizado por cometer, incurrir, ejecutar. Por tanto podemos reemplazar ese verso por:
“Será fustigado para cometer algún asunto:”
Y lo curioso es que el concepto “ fustigado” puede sinonimizarse por Castigado Y esto es así entonces, diremos que : “será castigado por cometer algún asunto”
El tercer verso dice lo siguiente: “Los doce rojos vendrán a buscar bajo el manto”.El concepto “buscar” puede sinonimizarse por averiguar, indagar, escudriñar, etc. Sin embargo, analizaremos el verso original: El verso original dice: « Les douze rouges viendront souiller la nappe » La palabra “Souiller” significa mancha . El concepto “ la nappe” es mantel, manto, muchas veces las traducciones estropean el verdadero significado. En definitiva “machar el mantel” o “manchar la capa”. Si hablamos de mantel, hablamos de mesa y si le agregamos “los doce rojos” nos da el simbolismo de una suerte de apóstoles en una cena.
El concepto “ bajo” en este caso puede relacionarse con influencia, dominio, autoridad. Por tanto podemos reemplazar el verso por “ Los doce Cardenales vendrán a indagar su autoridad” o “ Los doce rojos vendrán a manchar el mantel”
Sabemos que hay dos puntos al final del segundo verso. Y si hay doce rojos, ellos están en una suerte de cofradía. No son “rojos aislados” dado el concepto “asesinato” dos veces repetido esos “doce rojos” conforman una suerte de grupo organizado. Algunos atestiguan muchas situaciones sobre esta cofradía como veremos a continuación, Nostradamus no advierte tal cosa Sepamos algo de la historia y dilucidemos de una vez por todas esta cuarteta,
En el fondo nos habla del complot que se gestó detrás de la muerte de Juan Pablo I. El 25 de agosto de 1978 comenzó uno de los conclaves mas cortos de la historia: duro un día. Sorpresivamente, Benelli decidió renunciar a sus posibilidades de convertirse en Papa y apoyar a un candidato que pusiese de acuerdo a ambas corrientes: Albino Luciani, el hombre con el que nadie contaba. Luciani subió al trono de San Pedro como Juan Pablo I (Juan por Juan XXIII y Pablo por Pablo VI). (”El que se habrá cubierto de la gran capa.”)
Si algunos cardenales pensaron que su elección debía entenderse como señal de un pontificado continuista, pronto se llevaron una decepción. El nuevo Papa tenia el sueño de devolver a la Iglesia sus característicos rasgos de austeridad y pobreza; a las pocas horas de su designación ya comenzó a trabajar para hacer realidad esta aspiración, que consideraba de vital importancia para el futuro de la Iglesia católica. En la noche del 27 de agosto de 1978, Juan Pablo I ceno con el cardenal Jean Villot y le confirmó a el y a los otros miembros de la curia romana en sus cargos, a los que habían tenido que renunciar tras el fallecimiento de Pablo VI.
Pero en aquella cena ocurrió algo mas. El Papa ordeno a Villot que iniciara de inmediato una investigación que abarcase todas las operaciones del Vaticano, especialmente las de carácter financiero. «Que no quede excluido ningún departamento, ninguna congregación, ninguna sección.» Debería hacerse de forma rápida, discreta y en profundidad. Una vez que el Papa recibiese el informe, lo estudiaría y decidiría que hacer.
Le preocupaba por encima de todo el Instituto para las Obras de Religión, dirigido por Marcinkus. Y no era el único que compartía esta inquietud. Cuatro días después, el 31 de agosto, el diario de información económica II Mondo publicaba una carta abierta a Juan Pablo I titulada «Su Santidad: ¿le parece correcto?». En ella se le pedía que impusiera «orden y moralidad» en las finanzas del Vaticano, inmersas, según el rotativo, «en la especulación y las aguas insalubres». El texto se refería explícitamente a las operaciones financieras fraudulentas del Vaticano e incluía un recuadro sobre sus propiedades y fortuna.
Pero guíen era Villot Su nombre: Jean-Marie Villot, Fue nombrado prefecto de la Congregación para el Consejo (posteriormente llamada la Congregación para el Clero) en la Curia Romana el 7 de abril de 1967 y que en adelante tendría un papel muy importante en el reinado de Pablo VI, siendo nombrado cardenal secretario de Estado el 2 de mayo de 1969. Villot fue nombrado Chambelán de la iglesia romana , también conocido como Camarlengo el 16 de octubre de 1970 . El 15 de julio de 1971, fue nombrado Presidente de la recién formada Pontificio Consejo Cor Unum. Era una posición que mantuvo hasta 4 de septiembre 1978, cuando renunció al mismo durante el pontificado del Papa Juan Pablo I. Elevado a Cardenal Obispo de Frascati el 12 de diciembre de 1974, se mantuvo Villot Secretario de Estado para el resto del reinado de Pablo VI, y fue mantenido en esa misma capacidad en tanto que Juan Pablo y Juan Pablo II. Villot participó como cardenal elector en los dos cónclaves de agosto y octubre de 1978, que eligió a Juan Pablo I y Juan Pablo II, respectivamente.
En su calidad de Camarlengo se desempeñó como administrador interino del Vaticano entre la muerte de Pablo VI y la elección de Juan Pablo I y entre la muerte de éste y la elección de Juan Pablo II. Prosigamos y aprovechemos de leer algo intrigante que asoma en la siguiente dirección web (http://www.elhijodedios.com/vaticano/prematura-muerte-juan-pablo-I.htm) : En los primeros días de septiembre de 1978 comenzaron a hacerse publicas las primeras medidas del nuevo pontífice, entre las que destacaba su intención de variar drásticamente las relaciones del Vaticano con el mundo del gran capital.
Aparte de esto, Juan Pablo I ya había dado los primeros pasos hacia una revisión de la postura oficial de la Iglesia respecto al control de la natalidad, algo que levanto ampollas en amplios sectores de la Iglesia, y, en especial, en el cardenal Villot, contrario a los métodos anticonceptivos. El 5 de septiembre, Juan Pablo I recibió en audiencia al cardenal africano Bernardin Gantin, a quien pondría al frente de Cor Unum, una organización de la Iglesia de ayuda internacional, que hasta ese momento dependía del cardenal Villot. Juan Pablo I no tenia dudas, la Iglesia había de dedicar una parte importante de sus recursos financieros a apoyar planes serios de desarrollo en el Tercer Mundo.
Ese mismo día ocurrió un suceso que, para los mas suspicaces, debió haber puesto en guardia al Papa sobre su seguridad personal. Recibía a una de las mayores autoridades de la Iglesia ortodoxa, el metropolita Nicodemo de Leningrado. Ambos hombres se sentaron a tomar café, pero nada mas dar el primer sorbo, Nicodemo se precipito al suelo y murió casi instantáneamente. El dictamen oficial fue infarto, aunque era un hombre relativamente joven, 49 años, y según todos los indicios tenia un buen estado de salud. Con todo, aquel era un problema menor para Juan Pablo I.
El 12 de septiembre la agencia de noticias UOsservatore Político divulgo un articulo titulado «La gran Logia del Vaticano», en el que se reproducía, con algunos añadidos, la famosa lista de presuntos masones del entorno de la Santa Sede —cardenales, obispos y otros altos dignatarios de la Iglesia— que ya hemos reproducido anteriormente. Esta agencia de noticias, dirigida por el periodista Carmine Pecorelli, el mismo que acabo con un disparo en la boca tras delatar a sus hermanos masones de P2, se caracterizaba por la publicación de informaciones escandalosas cuya veracidad siempre era contrastada.
Al parecer, el Papa se encontraba literalmente rodeado de masones, entre ellos el secretario de Estado, cardenal Jean Villot, el ministro de Asuntos Exteriores, monseñor Agostino Casaroli, el cardenal Sebastiano Baggio, el cardenal Ugo Poletti, vicario de Roma, el arzobispo Paul Marcinkus y monseñor Donato de Bonis, otro alto cargo del Banco Vaticano Juan Pablo I no acababa de creérselo. Para el era inconcebible que un sacerdote perteneciese a la masonería. Aunque sabia que entre los católicos laicos no era infrecuente —también había comunistas—, tratándose de miembros del clero la situación era muy diferente. Al menos podía contar con que las personas en las que mas confiaba en el Vaticano, el cardenal Benelli y el cardenal Felici, no figuraban en la relación de supuestos masones. Así que decidió llamar a este ultimo para tomar café y discutir la situación.
Juan Pablo I disfrutaba de la compañía de Felici, un hombre de pensamiento conservador pero inteligente, sofisticado y espiritual. Para su sorpresa, el cardenal le comento que conocía la existencia de la lista. Había circulado por la Santa Sede al menos desde 1976, y constituía un secreto a voces. El hecho de que volviera a salir ahora a la luz publica era un claro mensaje al nuevo pontífice para que mediase en el asunto. Lo que estaban requiriéndole era una investigación y una purga de buena parte de la curia y varios de los papables. El 13 de septiembre, el Papa llamo a Roma a uno de sus hombres de confianza. Germano Pattaro, para que aceptase ser su consejero.
Según las propias palabras de Pattaro, el Papa estaba viviendo «un mes de infierno», un vía crucis: «Comienzo a entender ahora cosas que no había comprendido antes. Aquí cada uno habla mal del otro. Si pudieran, hablarían mal hasta de Jesucristo». La curia, indecisa y dividida, acosaba al Papa constantemente y la relación con Marcinkus y Villot era cada vez mas tensa. La antipatía de Marcinkus queda patente en unas declaraciones que realizo tras el fallecimiento del pontífice: Ese pobre hombre, el papa Juan Pablo I, llega de Venecia, una diócesis pequeña, de gente mayor, donde no hay mas que 90.000 personas en la ciudad y los sacerdotes son viejos. De repente lo me ten en un sitio como este, sin saber siquiera donde esta cada despacho. No tiene ni idea de a que se dedica la secretaria de Estado.
La suya era una sonrisa muy nerviosa . Además, hay que tener en cuenta que no era una persona de mucha salud... No hay mas que coger el periódico todos los días y ver como hay mucha gente joven que consigue un buen puesto de trabajo y al poco tiempo se muere. Y no por eso va uno a pensar que los mataron. Al caer la tarde, refresco un poco. El cardenal Villot se sentó a tomar el te con el Papa, aunque en el ambiente se notaba una tensión que dejaba claro que aquella no iba ser una reunión de cortesia.
Como siempre, Juan Pablo I se dirigió al cardenal en francés y le pidió que antes de veinticuatro horas destituyera a Marcinkus como máximo responsable de la banca vaticana. Ni siquiera deseaba que el obispo permaneciera en el Vaticano; en su tierra natal, como obispo auxiliar de Chicago, seria mucho mas útil a la Iglesia. A Marcinkus le sustituiría monseñor Giovanni Angelo Abbo, secretario de la prefectura de asuntos económicos de la Santa Sede, un hombre con una sólida formación financiera y que contaba con toda la confianza del pontífice. Ademas, Juan pablo I anuncio otros cambios en el seno del Instituto para las Obras de Religión: Mennini, De Strobel y monseñor De Bonis serán apartados. In mediatamente. De Bonis será reemplazado por monseñor Antonetti. Discutiré como cubrir las otras vacantes con monseñor Abbo. Quiero que todos nuestros vínculos con el grupo del Banco Ambrosiano terminen lo mas deprisa posible. En mi opinión, esto será imposible de seguir con las personas que actualmente estan al cargo Villot tomo nota en silencio de estas disposiciones.
Sabia que Marcinkus y su grupo habían especulado con las finanzas del Vaticano durante años. No era asunto suyo, el se había limitado tan solo a mirar para otro lado. El segundo punto del orden del día era el futuro del cardenal Baggio. El Papa había meditado todo el dia sobre el tema y finalmente llego a una resolución. Baggio iría donde se le dijese, no había discusión posible. El Papa no tenia ninguna intención de volver a hablar con el, seria Villot quien le comunicase su nuevo destino en Venecia: Asimismo, el Papa comunico a su secretario de Estado el resto de cambios que tenia planeados, entre los que se encontraba la inmediata sustitución de todos los presuntos masones del Vaticano por hombres de su confianza.
Los destituidos serian destinados a puestos de segunda fila y sus actividades estarían supervisadas por «verdaderos católicos». El cardenal Pericle Felici seria el nuevo vicario de Roma, en sustitución del cardenal Ugo Poletti, que reemplazaría, a su vez, al cardenal Benelli como obispo de Florencia. Benelli se convertiría en el nuevo secretario de Estado, relevando al propio Villot, cuya renuncia debería ser presentada en breve para asi poder regresar a su Francia natal. El cardenal pareció encajar la noticia bastante mal, aunque su protesta fue en términos mas respetuosos que los de Baggio. (“será castigado por cometer algún asunto”)
El Papa le recordó un episodio de la historia vaticana por si podía sacar alguna enseñanza de el. Pio X destituyo al cardenal Rampolla, secretario de Estado con León XIII, porque existía la sospecha de que era masón. No es que aquella historia tuviera nada que ver con el, era solo un ejemplo histórico para demostrarle que los secretarios de Estado no tenían por que serlo de por vida. El golpe de gracia para Villot fue la confirmación de que seria el Santo Padre quien recibiera al comité norteamericano sobre el control de población el 24 de octubre.
Esta delegación del gobierno estadounidense trataba de modificar la posición de la Iglesia sobre la píldora anticonceptiva, algo a lo que el Papa no pondría demasiados reparos. La reunión con Villot finalizo a las 19.30. Después, el Papa se retiro a orar y tomo una cena ligera, servida por la hermana Vincenza, su cocinera y ama de llaves desde hacia años. A las 21.30, después de cenar y haber visto las noticias de la televisión, el Papa, que parecía de buen humor, se despidió de sor Vincenza y sus asistentes: «Buonanotte. A domani. Se Dio vuole» (Buenas noches. Hasta mañana. Si Dios quiere).
A la mañana siguiente, sor Vincenza, siguiendo la rutina habitual, llamo a la puerta del Papa a las cuatro de la madrugada y dejo una bandeja con el cafe en la puerta. Media hora después, cuando volvió a pasar, la bandeja estaba intacta, lo cual extraño a la religiosa. Insistió en su llamada, pensando que el pontífice se había quedado dormido. Al no obtener respuesta decidió entrar. La escena que vio no podía ser mas impactante. La luz estaba encendida y el Papa sentado en la cama, aparentemente revisando unos papeles, de hecho tenia las gafas puestas. Sin embargo, al acercarse mas, la religiosa apenas pudo contener una exclamación de horror. En la cara del pontífice se dibujaba una sonrisa macabra y grotesca. Sus ojos, muy abiertos, parecían salirse de las orbitas.
Como pudo, teniendo en cuenta que padecía del corazón y que estaba impresionada por lo que acababa de ver, la monja corrió en busca del padre Magee, uno de los asistentes del Papa. Tras comprobar que este estaba muerto, telefoneo al cardenal Villot, que formulo una pregunta que sorprendió un poco al joven sacerdote: «¿Sabe alguien mas que el Santo Padre ha muerto?». Nadie, excepto el y sor Vincenza, lo sabia. Villot ordeno que nadie accediera a la habitación del Papa. Apenas unos minutos después, apareció perfectamente afeitado, despierto e impecablemente vestido con todos los ornatos de cardenal. La Santa Sede comenzó entonces una confusa campaña de mentiras mezcladas con medias verdades sobre la muerte del Papa que levantaron las primeras sospechas de asesinato.
Y no era porque no hubiera enemigos suficientemente poderosos y con motivos dentro del Vaticano como para recurrir a la mas terrible de las soluciones. Desde luego, un atentado contra el papa en medio de la plaza de San Pedro era impensable. La muerte tenia que producirse de forma aparentemente accidental, sin investigaciones ni complicaciones para la Iglesia. La mejor forma de plantear un hipotético atentado contra el papa era mediante un veneno que después de administrado no dejara ninguna señal externa.
El autor debía ser, además, una persona familiarizada con la rutina del Vaticano. En este sentido, la actitud del cardenal Villot ha sido calificada por múltiples analistas de llamativa. Cuando llego junto al cuerpo, al lado de la cama del Papa, en la mesilla de noche, estaba el frasco con el medicamento que Juan Pablo I tomaba para sus problemas de presión arterial baja. Villot se lo guardo en la sotana y arranco de las manos del cadáver los apuntes sobre las designaciones de las que habían conversado la tarde anterior. Vació su escritorio de papeles e incluso se llevo sus gafas y sus zapatillas. Ninguno de estos objetos ha vuelto a ser visto jamás. Una vez hecho esto, el cardenal llamo por teléfono al doctor Buzzonetti, el medico del papa, y procedió a administrar la extremaunción al cadáver. Luego, Villot impuso el voto de silencio a la hermana Vincenza, enviándola de vuelta a su convento en Venecia, e instruyo a todos para que la muerte del pontífice fuera silenciada hasta que el ordenara lo contrario. El doctor Buzzonetti llego antes de las seis de la mañana y dictamino que la causa de la muerte había sido una oclusión cardiaca ocurrida alrededor de las 22.30. Según el medico, el fallecimiento fue instantáneo y el pontífice no sufrió. Los enemigos del Papa tuvieron su «milagro», el pontífice había muerto. Era el 28 de septiembre de 1978. (“asesinato se perpetrará”)
Curiosamente el cardenal Villot Murió de neumonía el 9 de marzo de 1979, en su apartamento del Vaticano de la ciudad, a los 73 años 5 meses después. Y sepamos más todavía: A las nueve y veinticinco de la noche, murió en Roma el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal francés Jean Villot, de 73 años de edad. Un comunicado oficial de la Santa Sede leído por el padre Romeo Panciroli anunció que el cardenal había muerto a causa de una broncopulmonía doble, que se había complicado con un bloqueo renal y con una hemorragia intestinal causada por los antibióticos administrados al cardenal (“Bajo asesinato,”)
Hay detrás de esta cuarteta lo que yo llamo un juego de implicancias, es decir, subyace detrás una suerte de verdad oculta, donde las mismas palabras acusan otra significación. Y existen dos de estas significaciones. Veamos a que me refiero:
Primera significación oculta: Dice en el segundo verso: “... a algún caso perpetrar”..y luego vuelve a repetir el concepto “perpetrar” en una declinación futura(“perpetrará”) pero, esa palabra repetida está acompañada de otra “asesinato se”.
Sabemos del bagaje idiomático del profeta como para que repita una misma palabra. Por lo que deduzco que Nostradamus intenta inferir otra cosa y lo hace por el hecho de tratarse de una cuarteta ligada a la iglesia católica.
Entonces, “ a algún caso perpetrar” ...... y .....”asesinato se perpetrará”
Implicaría que el que ha sido “inducido a algún caso perpetrar = asesinato se perpetrará
Por tanto, en él se perpetrará el asesinato. o mejor dicho será asesinado. Por tanto aquí tenemos el primer concepto asesinato dispuesto por Nostradamus.
Segunda significación oculta: El otro concepto dice: “ a buscar bajo el manto”(o “vendrán a manchar el mantel”)...y el que se relaciona dice.....”bajo asesinato” Bajo el manto o manchar el mantel = bajo asesinato En pocas palabras el que manchó el mantel o el que está bajo el manto será asesinado. Y aquí se justifica plenamente el doble concepto asesinato.
El Cardenal Villot fue asesinado. De seguro para acallarlo. Saber los nombres de “ los doce rojos” es incierto. Nostradamus no nos habla de ellos, quizás en otras futuras cuartetas lo haga La precitada cita a la que accedí nombra algunos, pero sin que hayan pruebas contundentes sobre su verdadera participación en la muerte de Juan Pablo I. Dado que todavía las fuentes oficiales hablan de un fallecimiento natural como el del cardenal Villot Lo que queda claro, dentro de la cuarteta Nostradámica es que Juan Pablo I fue asesinado y Villot también pese a ser cómplice en la muerte del Sumo Pontífice. Y que dicha muerte fue un complot de un grupo de Cardenales incluido Villot que más tarde sería también asesinado. La cuarteta ha sido resuelta.
XII
El mayor campo de ruta puesto en fuga,
Mucho más no será perseguido:
Ejército reacampado y legión reducida.
Luego fuera de Galia del todo será echado
¿Campo de ruta?. Interesante. Campo podría sinonimizarse por campiña. Y “ ruta “ por itinerario, trayecto, camino, vía. “Puesto” a su vez puede ser reemplazado por colocado, instalado y el concepto “fuga” se reemplaza por huida, escape, etc.. Podríamos decir que en el fondo es una ruta de escape dispuesta en el campo Y cuando Nostradamus dice “ el mayor campo” es que es la mayor huida conocida. Pero, ¿quién huye?. Por el concepto “ ejército” dispuesto en el tercer verso vemos que se trata de una persecución militar.
El verso segundo dice: “ mucho más no será perseguido”, ¿Por qué no lo será?. Luego asoman los dos puntos típicos de Nostradamus..
Y por el último verso vemos que se trata de la única vez que un ejército fue prácticamente echado de Galia. Nostradamus nos habla de la derrota de Dunkerque.
Tras el irresistible empuje alemán en Bélgica, y previendo las dificultades de un posible repliegue hacia Francia, Gort esbozó un plan para evacuar a la Fuerza Expedicionaria Británica de regreso hacia su patria. Los preparativos comenzaron el día 19 de mayo de 1940, pero quedaron a la espera del resultado del proyectado contraataque francés contra el flanco norte de las tropas alemanas. (“El mayor campo de ruta puesto en fuga,”)
El contraataque nunca se produjo, y desde Londres se dio autorización para dar comienzo a la operación el día 24. En ese momento, los blindados del Grupo de Ejércitos A de la Wehrmacht, comandado por Gerd von Rundstedt, se detienen por órdenes de Hitler a las puertas de Dunkerque supuestamente para no humillar totalmente a los británicos, lo que fue un gran error. (“Mucho más no será perseguido:”). Esto concedió a los aliados un respiro para fortificar las defensas de última línea, destinadas a contener a los alemanes mientras se producía la evacuación.
El 26 de mayo a las 23:30 comienza oficialmente la Operación Dynamo. Bajo un intenso fuego de artillería de las baterías alemanas y bombardeos de aparatos de la Luftwaffe entre los que se encontraban los bombarderos en picado Stuka, miles de soldados ingleses, franceses y belgas hacen fila en la playa, (“Ejército reacampado...”),mientras un batallón de infantería británico resiste en las paredes de la bolsa. (“y legión reducida”)
Desde lanchas hasta barcos pesqueros y barcas de recreo, cualquier pequeña embarcación era utilizada para transportar a los soldados desde la playa hasta los barcos de la Royal Navy, que permanecían en alta mar defendiéndose de los bombardeos de la aviación alemana con sus propias baterías antiaéreas.
El primer día de junio, el intenso castigo al que estaban siendo sometidos los puntos de embarque de las tropas aliadas marcaron el final de Dynamo. La operación, que en un principio estaba ideada para evacuar 50.000 hombres en 5 días, había superado las expectativas.
El 2 de junio a las 3:30 partía el último barco en dirección al Reino Unido. (“Luego fuera de Galia del todo será echado”)
El resto de las tropas británicas que quedaron en Dunkerque decidieron rendirse a los alemanes, mientras que las tropas francesas optaron por abrirse paso al sur, pero finalmente debieron rendirse
Las pérdidas materiales, destruidas o abandonadas a los alemanes, habían sido cuantiosas. Sin embargo, después de poco más de seis días, un total de 338.872 combatientes habían sido evacuados: 215.787 de los cuales eran británicos y otros 123.095 belgas y franceses. Los 100 nuevos tanques británicos Mathilda Mk I quedaron abandonados o destruidos en Dunkerque, por lo que Gran Bretaña quedó con 200 tanques obsoletos e inútiles ante los tanques alemanes.
Desde aquel día, la operación fue bautizada como El Milagro de Dunkerque. La cuarteta ha sido aclarada.